Friday, February 08, 2008

(!)

Mientras tenía que escuchar, entre la vigilia y el sueño, la voz de él, que yacía en una cama contigua, prefería que se tratare de un sueño, que el susurro fuera producido por su acalorada, in post extasis, mente. Hasta llegarse a sentir seducido por esa voz; imaginar que podían ser ciertas hasta las impetuosidades más pervertidas que han de usar máscaras porque la sociedad siempre denostara de ellas por desviadas.

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