La política siempre puede terminar degenerando maquiavelicamente en el esfuerzo por parte de los gobiernos de desviar el foco de atención de la opinión pública lejos de lo que realmente importa. el buen político se caracteriza por decir: el tema es otro. hay un sustrato, una parte sucia, algo que esconder: necesitamos alguien que saque nuestra basura, que nos libre un poco de la podredumbre. y mientras ello ocurre es mejor que quienes lo hagan mantengan un bajo perfíl. que sepan bajar la cabeza como los girasoles lo hacen ante el sol, y permitan que los otros egos disfruten de su autocomplacencia.
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